domingo, 4 de septiembre de 2011

La batalla cultural por la Richmond - Por Santiago Abarca

La batalla cultural por la Richmond
Por Santiago Abarca

Cómo muchas cosas de la vida, esta también ocurrió por casualidad.
A principios de agosto me encuentro con mi padre (92 años) a tomar el tradicional te en la Confitería Richmond, como un especie de ritual compartido desde que era muy chico. Ese día pudimos comprobar que estaban desmantelando el subsuelo, emblemático lugar de jugadores de ajedrez y billares.
Luis, el mozo que siempre nos atendió, en sigilo nos relató que de 50 trabajadores ya habían despedido más de la mitad y que los antiguos dueños habían vendido a una sociedad comercial. Eso nos hizo sospechar. 

PRIMERA PARTE: Movilización y Ley de Patrimonio Cultural.
Ese mismo día comenzamos a movernos con un grupo de amigos y socios del Convivium Buenos Aires. Llamamos a periodistas conocidos y a referentes políticos tanto del gobierno como de la oposición. Comprobamos que existía el rumor de un posible cierre. El grupo 54bares, del amigo Italo Daffra convocó a una reunión el día 10 de agosto al mediodía. Facebook y Twitter fueron claves en el encuentro.
Cuando llegamos estaban las cámaras de televisión de todos los canales trasmitiendo en vivo en la puerta del local. Desde adentro los parroquianos miraban entre admirados y azorados lo que estaba ocurriendo.
Allí realmente comenzó la operación de rescate.
En un largo reportaje en vivo que me hicieron para el canal Todo Noticias (tiene el 60% de la audiencia de noticieros de mediodía) lancé la convocatoria para el encuentro del viernes a la tarde, motivado por los comentarios de la gente que estaba reunida. . Espontáneamente se plegaron varios grupos que allí estaban. Es muy interesante ver que allí se congregaba espontaneamente gente de muy diverso origen: escritores e intelectuales, movimientos gastronómicos, cocineros, progresistas, conservadores … etc.
Durante todo el día estuvimos respondiendo a más de 20 radios y a programas de TV. El canal 26, la TV Pública, Telefé  emitió en vivo notas desde la puerta de la Richmond en las que tuve oportunidad de participar. 
Se había instalado como el tema del día y había que aprovecharlo.
Fue así que los autoridades de la Ciudad y diputados locales comenzaron a tomar contacto y proponer ideas.
Con una rapidez sorprendente la Legislatura convocó a sesiones y presentaron sobre tablas dos proyectos de conservación.  Finalmente sale aprobado una ley de la Ciudad que en pocas palabras declara a la Richmond como bien integrante del patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires (sitio histórico), otorgándole la protección de la ley 1227 de protección al patrimonio cultural, impidiendo así su cierre o cambio de rubro.
Junto con las otras agrupaciones decidimos mantener la movilización y el “abrazo Simbólico “ del vienes 12/8. Concurrió mucha gente a pesar de un intenso frío, una fuerte lluvia y la noticia que el tema parecía arreglado. Hubo megáfonos, cantos y todo terminó llenando las mesas casi como un ritual,  saboreando desde un tradicional te con masitas, o cerveza con tostado… con el sentimiento de que esto no terminaría allí.
Se había ganado la primera batalla… pero había que seguir.

SEGUNDA PARTE: Vaciamiento y Acción Judicial
Durante el fin de semana, de noche y en forma clandestina la sociedad propietaria retira gran cantidad de muebles y objetos, se llevaron las sillas, las mesas, parte de la vajilla, pintaron de blanco los ventanales del local y cerraron. Afortunadamente no dañaron la fachada ni la decoración interior.
Argumentaban no estar notificados de la nueva disposición legal.
Despidieron todo el personal.  Esto generó un serio problema social y político, ya que reclamaron con el sindicato sus sueldos e indemnizaciones, tomando por la fuerza el local. 
Sin dejar de apoyar a los trabajadores y repudiar la medida de la sociedad comercial propietaria, luego de un intenso debate acordamos no realizar una nueva movilización ya que podía resultar contraproducente. 
Más allá de las declaraciones de funcionarios y políticos de la ciudad en el sentido de que se estaba encontrando una solución, frente al hecho consumado nos pareció importante obrar con prudencia.
Fue asi que decidimos apoyar y esperar el resultado de la acción judicial de amparo presentada por legisladores de la ciudad reclamando el cumplimiento de la legislación vigente.

El viernes 26/8  se conoció la resolución del Juez porteño, Fernando Juan Lima, quien dispuso "conservar el patrimonio arquitectónico y mobiliario" de la confitería Richmond, ordenando también, que no se modifique la estructura ni la fachada del edificio, prohibiendo efectuar o continuar cualquier modificación, restauración o alteración. Ordena la inmediata restitución del mobiliario retirado.
Esta medida desarticula las maniobras realizadas por la sociedad propietaria y hace viable la aplicación de la normativa legal de conservación del patrimonio cultural.
La segunda batalla fue ganada … en realidad una tregua.

Cómo sigue … ?
A partir de allí comenzó una nueva MOVIDA CULTURAL para que vuelva a abrir la antigua confitería Richmond generada por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, con un primer encuentro de música popular, dónde la gente pudo expresar sus opiniones sobre el tema y dejar su firma de adhesión. Slow Food Buenos Aires se suma activamente a esta propuesta. La esposa de Borges, la nieta del arquitecto y muchas otras personalidades se han expresado pidiendo la reapertura.

El tema es realmente muy complejo. Si no lo fuera la solución sería más sencilla. Desde el punto de vista jurídico hay que encontrar una salida que contemple el interés general, la protección del patrimonio cultural y gastronómico de la ciudad al cual adherimos incondicionalmente. Pero por otro lado están lo derechos de propiedad de los propietarios actuales, que a su vez están en conflicto con los anteriores dueños de  la propiedad. Está claro que hay que protegerlo y conservarlo, pero armonizando los intereses en juego y evitando juicios millonarios contra el estado por hacer las cosas mal.

Hay muchas posibilidades de que finalmente la Confitería Richmond se vuelva a abrir. Lo importante es que junto a otras agrupaciones, por primera vez Slow Food Buenos Aires toma un papel dinámico y visible, exhibiendo una clara línea de pensamiento, incorporándonos al debate cultural local como agente de cambio social. Esto instala una imagen pública activa de Slow Food en Argentina.
Estamos a la expectativa de cómo se desarrollen los acontecimientos, y se hará camino al andar. Lo concreto es que gracias a las acciones efectuadas todavía resulta posible que la confitería Richmond retome su esplendor y vuelva a ser el lugar de encuentro del centro porteño … Y que no se convierta en otro notable desaparecido…

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